14 EL LEGALISMO


Comenzaré esta enseñanza con una pregunta ¿Hay algo que pueda hacer el hombre para que Dios nos ame más? Aunque muchos crean que su amor se logra a través de obras, la Biblia desmiente totalmente esta teoría, el legalismo es el uso excesivo e inapropiado de la ley, porque el ser humano cuida mucho de guardar las apariencias para ganar la admiración del hombre e intenta ganar el amor de Dios. Jesús atacó a estas personas porque el legalista no vive lo que exige a los demás, ni aun logra cumplir lo que se exige así mismo como justo, y menosprecia a otro por no estar a su altura espiritual.

En Efesios 2: 8, 9 dice: “Porque por gracias sois salvos por medio de la fe; y esto NO de vosotros, pues es don de Dios; NO por obras, para que nadie se gloríe” Nadie puede hacer más de lo que Jesús hizo en la cruz, que compro la salvación para nosotros y nos reconcilió con el Padre Celestial para que su amor no tuviera obstáculos. Si alguno hubiera podido gloriarse para ser amado y acepto por Dios fue el Apóstol Pablo que se puso como ejemplo y dijo: “sean imitadores de mí como yo de Cristo”, sin embargo él también necesitó de la gracia para ser amado y salvo por Dios, y no depositó su confianza en la carne, porque ella es engañosa, el Apóstol Pablo describió las cosas por las cuales él podría gloriarse, y sin embargo no lo hizo  en Filipenses 3: 4, 6 dice: “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreos de hebreos; en cuanto a la ley fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto  la justicia que es en la ley, irreprensible nadie podría superar a este hombre en la vida como siervo de Dios, él lo declaró que según la ley, ¡irreprensible!, Ninguno podía reprochar o cuestionar su caminar, pero con todo esto no pudo hacer que Dios lo amara más de lo que él lo amó.

Los legalistas o fariseos no son capaces de reconocer cuando Dios está actuando con amor y poder en alguien porque piensan que su comportamiento es el que puede comprar el amor y la salvación, por eso Jesús conociendo sus pensamientos les dice en Lucas 11: 42 “Y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios”, el Señor repudió esta actitud. El problema del legalismo es que no tiene la capacidad de producir el amor y la santidad, porque esto solo Dios lo puede hacer. El legalismo en la época de Pablo se ocupaba de temas tales como las comidas, los días de fiestas y las ceremonias religiosas, pero jamás tenían en cuenta la necesidad de amor y misericordia en los demás, Pablo censuraba la idea de que el amor de Dios pudiera verse condicionado por obras o reglas, el miraba el legalismo como una jaula: sólo puede condenar y encerrar sin darle el derecho de salir libre jamás. Tenemos que ser conscientes que nuca nadie cumplió, cumple o cumplirá a cabalidad las leyes de Dios, y todo aquel que lo intente terminará frustrado, agotado, decepcionado y con una carga mayor.

En Gálatas 3: 10, 11 dice: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas. Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios”  por eso el Señor dice “EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ” y la ley no es de fe, sino que dice: “El que hiciere estas cosas (Ley) vivirá por ellas y como nadie sin excepción las cumple, el legalismo te lleva a la maldición y a tomar diferentes actitudes: La primera: Cuando una persona intenta guardar la ley para obtener la salvación. La Segunda: Cuando una persona guarda la ley para sostener su salvación. La Tercera: Cuando un cristiano juzga a otros cristianos por no guardar ciertos códigos de conducta que ellos piensan que son necesarios guardar, como lo dice la Parábola del fariseo y el publicano en Lucas 18: 10 al 14 “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a las semana, doy diezmos de todo lo que gano. Más el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador éste fariseo tenía todo para ganar el amor, la justificación y la aprobación de Dios, pero nada de lo que había hecho logró que fuera justificado, más el publicano ni siquiera se sentía digno de alzar sus ojos, entendió que era la ilimitada gracia de Dios que le permitiría tocar su corazón, y la parábola termina diciendo: ¡solo el publicano descendió a su casa justificado antes que el otro!, el Señor quería enseñar que no es por lo que tú haces sino por su amor, gracia y misericordia, que es a través de  lo que Jesús hizo en la cruz por ti y por mí que su amor fue derramado.

En las cartas del apóstol Pablo encontramos versículos que nos enseñan que no es el legalismo o el cumplir con ciertas reglas que le permitirán a   Dios amarte más, tú lo amas porque él te amó primero, antes de que fueras formado en el vientre de tu madre, Romanos 3: 28 dice: “Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley”  solo somos amados y justificados por fe y por su gran amor, y Gálatas 2: 19 y 21 dice: “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”.

Cuando una persona depende de lo que hace para ser amado, justificado y sostener su salvación le sería necesario guardar la ley completamente, porque si no cumpliera una de ella ya estaría infringiendo todas. Los legalista, fariseos y religiosos habían desarrollado un método de interpretación de las leyes de Dios imposible de cumplir y se consideraban así mismo justos, exaltándose por creerse más buenos, justos, santos y mejor que los demás, por esto Jesús fue duros con ellos y los llamó hipócritas aparentaban ser justos pero su corazón estaba lleno de maldad, orgullo, arrogancia y sin misericordia, ellos creían poseer la verdad y juzgaban a todo aquel que no estuviesen de acuerdo a sus pensamientos e interpretaciones y por esto menospreciaban a los otros considerándolos inferiores a ellos.

La Palabra de Dios (La Biblia) es la verdad que da vida al que está muerto espiritualmente y habló a diferentes grupos de personas como a los gentiles, cristianos, judíos demostrando que su Palabras va más allá de interpretaciones religiosas donde encarcelan su verdad y esta verdad no puede ser encarcelada, ella va donde quiere y hace todo lo que Dios quiere que haga, y nunca regresa vacía, sino que cumple con el propósito para la que fue enviada, más el legalismo es el uso exclusivo para cuidar la apariencia, viven en una mentira, solo apariencia, hipocresía, porque aparentan bondad, se disfrazan de rectitud, son pura fachada, máscaras, son incapaces en reconocer que Dios actúa  solo a través de su amor y misericordia en el ser humano y lo lleva a disfrutar de la salvación sin que sea comprada por algo que hagas o dejes de hacer.

Las personas legalistas, aparte de creer que todo lo saben, y que siempre tienen la verdad, que son justos, sabios, santos, infalibles y son incapaces de reconocer cuando Dios está actuando con su poder en la vida de alguien para ser transformados por su amor, y se sienten impotentes ante lo que Dios hace a través de otros y no a través de ellos y entonces emiten juicios como dice Romanos 10: 2, al 4 “Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”

Estoy segura que todos debemos luchar por la verdad, que es la que nos da la libertad de quitarnos las cadenas del legalismo que yo considero que es “El asesino de la gracia”. Nosotros como creyentes que vivimos bajo la gracia debemos desenmascarar  esa mentira de satanás con respecto al legalismo guardando el equilibrio para honrar y poner el nombre de Jesús el alto y defendamos y peleemos los derechos a ser libres “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no os pongáis otra vez bajo el yugo de la esclavitud” (Gálatas 5: 1). Por esto hago énfasis que el legalismo es una actitud (fruto de la carne) que se basa en un código con un único propósito de exaltarse así mismo, y quiero enumerar cuáles son estos códigos:

1) El legalismo establece normas que no son sustentadas por la Palabra.
2) En el corazón del legalista hay ausencia de gracia para sí mismo y  hacia los demás.
3) El legalista se ciega hacia sus faltas y magnifica las falta de otros.
4) El legalismo jamás conoce el amor  incondicional de Dios por ellos y por los demás.
Ahora mi pregunta es: ¿Hay algo que pueda hacer el hombre para ser salvos y ganar el amor de Dios? La respuesta es NO, solamente somos salvos y amados por el inmenso amor de Dios, y su gracia inmerecida.  Una vez que decides aceptar a Jesús gratuitamente él nos otorga su amor, aprobación y salvación.
Gálatas ha sido llamada “La magna carta de la libertad cristiana” ella dice: “Estad firmes en la libertad con que Cristo nos libertó” Nunca ha habido, hay o habrá nada que pueda hacer el hombre para que Dios lo ame menos o más. No tenemos que ¡ganarnos!  el amor de Dios siguiendo como esclavos ciertas reglas preestablecidas, Dios nos ha brindado su amor libremente sin condiciones previas, su amor es incondicional para todo aquel que la quiera recibir sin excepción de raza, condición, posición, color, status o religión, su amor está abierto, solo tienes que recibirlo y creerlo para ser cubierto por él, sin tener que hacer algo para merecerlo.

¡Aleluya!

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