15. LOS FRUTOS INTERNOS


La mayoría de las personas incluyendo los cristianos aman exhibir sus frutos para ser vistos  por hombres, y así recibir el reconocimiento de ellos, lo que llamamos ¡Obras de la carne! Ayunan, oran en las primeras filas, entregan sus jugosas ofrendas o limosnas y lo pregonan en alta voz para obtener el galardón de hombres y poder recibir elogios y favores de ellos. Más Dios aborrece esto, si vamos a su Palabra nos dice: “Más tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; tu Padre que ve en secreto te recompensará en público” (Mateo 17, 18). El Señor nos ordenó a guardarnos de hacer justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. “Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha” (Mateo 6: 3). Cuando des limosna u ofrenda no hagas tocar trompeta delante de ti, porque de esta manera lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; pero el Señor dice; “de cierto os digo que ya tienen su recompensa”.

Dios está llamando a sus hijos que testifiquen con su diario vivir, esos frutos internos que realmente ponen el nombre de Dios en alto y lo glorifican, tenemos que esforzarnos y trabajar por aquello que Dios quiere cambiar y rehusamos entregar, producir  por aquello que merece importancia, las altas posiciones todos procuran tener, pero si antes no eres un obrero para, declarar la verdad, llevar buenas noticias a los abatidos, vendar a los quebrantados de corazón, publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de cárcel, nunca llegarás a ocupar un lugar de privilegios en el reino de los cielos.

Dios se complace con aquellos que salen de su comodidad y son humildes en reconocer que Dios busca a hombres que se atreven a ser valientes en cruzar las fronteras para proclamar esta verdad absoluta; y a través del Apóstol Pablo en su carta a Timoteo nos muestra cómo debe ser el  comportamiento de un cristiano genuino: “Que hagas bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos, que atesoremos buen fundamento para lo por venir, echando mano a la vida eterna (1 Timoteo 6: 18, 19). Estos son los frutos internos que nuestro Señor anhela y desea  ver en cada hijo suyo, y éstos no pueden ser comprados o imitados, ellos solo pueden ser manifestados cuando hemos conocidos realmente a Dios y hemos sometido nuestra carne a él, y no creer que los frutos internos son aquellos que  nos enorgullecen cuando las personas nos los ven hacer, servimos con la motivación  incorrecta para recibir la gloria humana y robarle la gloria a Dios, entonces nos convertimos automáticamente en portadores de solo palabras, donde no hay vida, porque ellas no llevan el poder del Espíritu Santo, y la palabra sin ese poder es vacía y muerta. Cuando predicamos sin tener una vida de testimonio, porque en tu casa estas dando un pésimo ejemplo y no cumples con las responsabilidades que te corresponden estas impidiendo que ellos crean y se conviertan al Evangelio, o sirves en tu iglesia para sacar provecho en lo que haces, y piensen lo mejor de ti, pero realmente Dios está en la última prioridad de tu vida, y solo logras agradar tu carne recibiendo alabanza de hombres. Algunos lo hacen para  escalar posiciones, otros para resolver su condición económica o sentimental, pero jamás el propósito de ellos es Dios, o el dolor por las almas necesitadas de un refrigerio. ¿Qué  es lo que te motiva realmente a servir?

La Biblia habla de hacer tesoros en el cielo “Donde el ladrón  no hurta, ni la polilla carcome, ni el orín corrompe”,  porque estos tesoros solo Dios tiene el poder de galardonarlos en el cielo y nadie los podrá arrebatar. Estos frutos internos son los que te capacitan y entrenan a una verdadera bendición genuina, sin hipocresías, sin mascaras, guiados por su Espíritu, donde tu caminar sea igual en la iglesia, en tu hogar, con tus hijos, en la Universidad, en tu Trabajo, con tus vecinos.  El mundo está cansado de cristianos que predican un cosa y con su actitud dicen otra, hay que tener coherencia en lo que predicamos y hacemos, debemos vivir lo que decimos, ellos esperan cambios que los hagan creer y desear tener al Dios transformador que tú tienes.

Cuando el Señor nos llamó a ser la sal de la tierra en Mateo 5: 13 que dice: “Vosotros sois la sal de la tierra” se refería a que la sal produce sed, y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada?, Dios no quiere que el cristiano pierda esa sal (su unción) para no ser echado y hollado por los hombres.  La sal sazona lo que está insípido o sea lo que no tiene sabor, cuando la sal no está en tu vida no hay poder, ni su presencia y por consiguiente no podrás impactar la vidas de otros en lo que dices y haces, ser ejemplo como Pablo que se atrevió a decir: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo” decir esto representa una gran responsabilidad delante de Dios, el  hacer que las personas puedan imitar lo que tú haces y dices, ¿Tú podrías decir lo mismo? Todo cristiano debe ser luz donde va y alumbrar delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y ellas glorifiquen a Dios.

Muchas veces el cristiano  quiere operar con odres viejos dando un pésimo testimonio porque no están sujetos a Dios ni a su Palabra, no viven de acuerdo a lo que ella dice, en Juan 15:2 dice: “Que todo pámpano que no lleve fruto lo quitará y todo aquel que lleva fruto lo limpiará, para que lleve más fruto” por esta razón  es necesario limpiarnos de todo lo que nos contamina y así permanecer en él y desarrollar esos frutos tan anhelados por Dios, separados de él nada podemos hacer. Cuando esta Palabra que es la verdad, está en nosotros y nosotros en Cristo, entonces nada de lo que pidas te será negado y con toda autoridad reprenderás al devorador de tu vida y también lo podrás hacer sobre los demás, para que esto suceda es necesario estar injertados en la rama (Cristo), porque por sí mismo jamás lograrás  dar esos frutos internos que agradan a Dios.

Ahora analicemos detalladamente la carta de Pablo a su discípulo Timoteo para entenderla y obedecerla y así vivir una vida de acuerdo al propósito de Dios:

QUE HAGAMOS EL BIEN: primeramente para hacer el bien es necesario conocer lo que es bueno y distinguir lo malo para separarlo, además reflexionar acerca de la necesidad de hacer el bien sin esperar nada a cambio, simplemente en ti tiene que haber el deseo de dar lo mejor para bendecir, aun  a sabiendas que no podrán retribuirte el favor,  sea conocido o que no lo conozcas,  Muchas veces la motivación de hacer estos favores (“) es para sacar algún provecho y eso ya dejaría de ser un bien, es Como si lo hicieras para el Señor. Mateo 7:18 dice: “No puede el buen árbol dar frutos malos, ni el árbol malo dar frutos buenos” No podrías hacer el bien si en ti está el mal, o todo lo contrario, de la abundancia de tu corazón de eso mismo darás.

QUE SEAN RICOS EN BUENAS OBRAS:  En Santiago 1:27 dice: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo Vemos que  la Palabra es clara, aunque algunos la tergiversen, pues ella dice que la única manera de llegar a ser ricos en buenas obras, es cuando hay dolor por aquellos que sufren, por los que están solo y desamparados, lo que Dios demanda de ti es que visites a los ancianos que están ávidos de amor, ir a los albergues de niños porque ellos tiene más hambre de una caricia que de un plato de comida o un juguete que se daña con el correr del tiempo, más tu compañía, un abrazo, un beso quedarán impresos  en sus corazones por siempre, ellos están necesitando de tu protección y cuidado, solo de esta forma seremos ricos en buenas obras, esas son las cosas que Dios quiere que en realidad hagan.  Y el guardar que tu vida no se contamine con lo que ofrece el mundo para ser acepto delante de Dios, “porque el que es amigo del mundo y sus placeres se constituye enemigo de Dios” porque cuando intimidamos con el mundo nos convertimos en adúlteros espirituales como lo dice Santiago 4: 4

DADIVOSOS: Es una cualidad personal con un espíritu dador, muestra nobleza, valor, se esfuerza para dar lo mejor, se desprende fácilmente porque tiene una sensibilidad que lo mueve a la caridad sin ningún interés, da voluntariamente y gratuitamente en señal de amor y afecto. Por ello es un don Divino, como dice su Palabra en Santiago 1:17 “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.

Este don Divino tiene que estar en cada cristiano, que puedas desprenderte de lo que tienes y lo compartas con el necesitado.  Porque muchas veces ves al hermano, amigo, al familiar pasar por una necesidad y le dices, ve que Dios te ayude, voy a orar por ti, pudiendo ayudarle de lo que tienes y te sobra.  Si Dios le permitió  llegar a ti, es para darte la oportunidad de bendecir y ser dadivoso, ya él tenía preparado una bendición para ti aun mayor de la que pudiste haber dado y te negaste hacerlo. Pero endureces tu corazón y piensas que si das te quedarás sin nada. Cuando compartes lo que tienes con el necesitado nunca te serán cerradas las esclusas de los cielos, además las  Escrituras dicen “A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Proverbios 19: 17) Aquí Dios se identifica  con el pobre como lo manifestó  en Mateo 25:31 al 45 ¿sabía usted que dar de comer al hambriento , dar de beber al sediento, vestir al desnudo, en una palabra bendecir al necesitado, tiene garantía de Dios?, él pagará un interés tan alto que superará con mucho el capital que le hayas prestado.

GENEROSO: Es una virtud, es la disposición natural e incondicional que tiene una persona para ayudar y bendecir sin distinciones, ni discriminaciones. Su conducta se basa en reconocer las necesidades del prójimo y hace su mejor esfuerzo a satisfacer la necesidad en sus posibilidades y lo hace con alegría y satisfacción. Una de las facetas básicas de la generosidad en la apreciación (aumento en el valor de la moneda) no mira el valor del dinero en lo que posee, esto significa que no le pone precio a sus favores, en Proverbio 11: 25 dice: El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” e Isaías 32:8 dice:Pero el generoso pensará generosidades, y por  su  generosidad será exaltado

La generosidad nunca será un fruto externo, porque la naturaleza humana siempre quiere atesorar, jamás será suficiente para saciar su vida, entre más tiene más quiere, la generosidad no puede ser imitada como lo dije anteriormente tu carne jamás la producirá. La persona ruin nunca es generosa, siempre retiene todo para él, lastimosamente ésta es la condición de la carne. Más cuando tienes el fruto de la generosidad es lo contrario, entre más des, más querrás dar y como consecuencia mucho más tendrás. Cuando Dios te pide que des algo, es porque ya ha determinado una bendición inimaginable, que tú serás el más sorprendido y entonces con toda propiedad  podrás decir: ¡Más bienaventurado es dar que recibir!  En 2 Corintios 9: 6 Dice: “El que siembra generosamente, generosamente segará; pero también el que siembre escasamente, escasamente, escasamente segará”

QUE ATESOREMOS EL BUEN FUNDAMENTO PARA LO POR VENIR: Como lo describe Corintios 9: 6 que si atesoramos  el buen fundamento estaremos asegurando las bendiciones por toda una eternidad o sea es el fundamento  para garantizar tu futuro eterno. Porque todo lo que  hagas,  todo lo que siembres hoy en cada persona, o en el Reino de Dios para que crezca y muchas almas sean salvas  estarás sembrando en un lugar muy especial donde se te retribuirá aquí en la tierra y en la eternidad.  Pero no solo en lo material, también debes ofrendar lo mejor que hay en ti. Y mi consejo es que  no lo hagas con tristeza o por compromiso, porque Dios ama al dador alegre, el que se despoja fácilmente de igual manera recibirá.
Cuando sembramos tiempo de amor en nuestros hijos, esposas (o), en los padres, estamos abonando para hacer fértil nuestra tierra, para que el día de mañana, cuando seas anciano, hayas podido cosechar,  amor, el tiempo que compartiste cuando ellos estaban enfermos, los sacrificios, las tanta veces que te negaste para brindarles lo mejor. Porque quiero decirte algo, algún día envejecerás y que tristeza sentirás al morir solo sin tener a nadie que te de un consuelo y un poco de amor.  Usted no puede sembrar mangos y cosechar manzanas. 

Si no atesoramos cosas buenas para lo por venir terminaremos solos, abandonados, sin dinero tal vez, porque no quisiste desarrollar el fruto de atesorar para el mañana, como lo ordenó Jesús Con la misma medida que mides hoy, serás medido en el futuro

ECHANDO MANO A LA VIDA ETERNA: La vida eterna es la participación sin fin de la vida divina. La mayoría de las personas creen que la  vida eterna es la que sucede a nuestra alma después que el cuerpo muere, muchos desconocen lo que realmente es, y que lo sabrá cuando muera. Pero si esperan saberlo hasta que mueran ya irán tarde y les puede suceder lo que le sucedió al hombre rico en Lucas 16: 19 al 31. Dios quiere que sepan  que es la vida eterna y la reciban no hasta que mueran, sino desde hoy, como Jesús lo manifestó en Juan 17: 3 “Y esta es la vida eterna: Que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. El significado de vida eterna es eterno, como dice 2 Corintios 4: 18 dice: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven;  pues las cosas que se ven son temporales, pero las cosas que no se ven son  eterna

Porque nuestra morada, este cuerpo se muere y se deshace, por tanto no desmayemos en alcanzar para la vida eterna, porque nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva día a día para vivir eternamente con Cristo en esa nueva tierra.

Pero lamentablemente estamos sembrando para darle gusto a esta carne, que al final nos conduce a la muerte, porque el agradar a la carne trae consecuencia y pensamos o creemos que nunca tendremos que comparecer ante el Tribunal de Cristo.  Para que cada uno reciba según lo que ha hecho mientras estaba en su cuerpo (Fruto Externo)  sea bueno o malo. El día que partamos de esta tierra nada nos llevaremos, desnudos vinimos y de igual manera así retornaremos.

Cuando desconoces lo que significa la eternidad echas mano a lo terrenal, vives de cualquier manera  porque piensas que no habrá vida después de la muerte, y la tienes que disfrutar al máximo, que solo aquí  tendrás tu galardón, pero cuando estás consiente que la vida eterna es mucho más, que tienes que alinearte a la verdad de Dios y  sembrar para toda una vida y recibir el galardón eterno, que son los regalos, las dádivas  que no añadirán tristeza, y nadie no las podrá arrebatar, ni se oxidarán, son inimaginables, cosas que ojo no vio, ni oído escucho, entonces la perspectiva de la vida eterna y tu vida toma otro giro y procuras vivirla de acuerdo a sus estatutos que no  es más que el gobierno de Dios para el hombre, solo cuando siembras para vida eterna, que son los frutos internos (Los Espirituales) arrebatarás esa corona incorruptible, porque echaste mano para alcanzar esa vida eterna.

¡Amen! 

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