El salmo 24: 3, 5 nos revela una verdad contundente
que comienza con una pregunta y al mismo tiempo se provee de una respuesta, que
te hará entender qué es lo que realmente quiere el Señor que el hombre haga
para conocer la bendición de Dios en
su plenitud “¿Quién subirá al
monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y
puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni
jurado con engaño. Él recibirá bendición,
y justicia del Dios de salvación”
Experimentar la plenitud de la bendición de Dios es
una de las experiencias más extraordinarias que pueda vivir el ser humano. Las
palabras serían insuficientes para describirla. La Biblia dice que la bendición de Dios es la que enriquece
y no añade tristeza con ella, porque todo lo que ofrece el mundo y
satanás añaden no solo tristeza, sino muerte. Esa bendición que el Señor trae a
tu vida te asegura la victoria, la paz, la provisión, la sabiduría,
la sanidad
y la prosperidad, además nos
garantiza que toda maldición y derrota quedan sin poder ni autoridad. Ahora que
cuando nos esforzamos por tener un corazón
puro, manos limpias, y
no rindes tu alma a cosas vanas
y no hay engaño en ti,
entonces todas estas bendiciones el Padre Celestial las hará una realidad en tu
vida.
Conocer esta verdad tan extraordinaria hace que el temor, la inseguridad, el dolor
desaparezcan, porque tienes la protección de Jehová, la Sangre de Jesucristo
nos hace blindados contra las maquinaciones del enemigo y además somos
escoltados por sus ángeles para que nos guarden y que ninguna arma forjada
contra nosotros prospere, como dice el salmista “El ángel de Jehová acampa
alrededor de los que le temen y los
defiende”, cuando tu vida se alinea con su Palabra entonces su Espíritu
Santo nos trae visión y fortaleza. Cuando el hombre toma
la decisión y la determinación de buscar y obedecer a su creador,
automáticamente se activa la bendición de Dios como dice Isaías 44: 3 “Porque yo derramaré aguas sobre el
sequedal, y ríos sobre la tierra árida; y mi Espíritu derramaré sobre tu
generación, y mi bendición sobre tus renuevos”. La vida del hombre está
completamente vacía y seca cuando le falta la presencia y la bendición de Dios,
que es la que permite al ser humano escalar hacía la bendición integral y
promete hacerla extensiva a tus generaciones (Hijos, nietos
y bisnietos).
La Biblia dice que Dios probó a Abraham y este le
respondió: ¡Heme aquí! Y le dijo: “Toma
ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y
ofrécelo allí en holocausto sobre unos de los montes que yo te diré”
(Génesis 22: 2) No fue fácil para este hombre aceptar este mandato de Dios, sacrificar
su hijo a quien amaba profundamente y era el hijo de la promesa, pero Dios se
lo había dado y él mismo tomaría el control, por lo tanto confió y obedeció sin
entender lo que Dios le pedía. Y cuando su hijo le pregunta “he aquí el fuego y la leña; más ¿dónde está
el cordero para el holocausto? Abraham con la confianza en su Dios le responde: “Dios
se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío” Abraham le probó a
Dios su amor, fidelidad y obediencia y se hizo acreedor de las bendiciones de Jehová.
La Biblia relata que automáticamente Dios envió su ángel con órdenes
específicas para bendecirlo. “Y llamó el
ángel de Jehová por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado,
dice Jehová, que por cuanto has hecho esto y no has rehusado tu hijo, tu único
hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tú descendencia como las estrellas
del cielo y como la arena que está a la orilla del mar, y tu descendencia
poseerá las puertas de sus enemigos. En
tu simiente (Jesús) serán benditas todas
las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste mi voz” (Génesis 22:
15, 18), o sea que a través de Jesús serían benditas todas las naciones donde
estamos incluidos tu y yo, solo necesitamos: amarlo, obedecerlo
y someterse a él, entonces se
cumple la promesa que está en Deuteronomio 28: 12 dice: “Te abrirá Jehová su buen tesoro,
el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda
obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás
prestado”
Estos pasajes de Génesis y Deuteronomio nos revelan que cuando hay el
conocimiento pleno de lo que Dios desea del hombre como son: la obediencia
y el sometimiento
a su gobierno,
automáticamente la bendición de la libertad espiritual,
física y económica se activan, anulando todo decreto de miseria, pobreza, enfermedad,
ahora somos libres y prósperos, como dice Colosenses 2: 14 “Anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, quitándola de en medio y clavándola en
la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellas en
la cruz” además añade “Ya que Jehová
tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas
naciones, más tu no tomarás prestado; tendrás
dominio sobre muchas naciones, pero sobre ti no tendrán dominio” esta
obediencia también se aplicará sobre ti para poder gobernar y para ejercer
autoridad sobre los principados, potestades, así como fue decretada al pueblo
de Israel, de la misma manera lo hace hoy sobre ti, cuando conoces y te
apropias de esta verdad, que es mejor agradar y obedecer a Dios, más que al
hombre o a ti mismo.
Muchas personas se preguntan ¿Cómo asegurar la bendición de Abrahán? Estas bendiciones sólo se
pueden asegurar a través de Jesús, quien nos compró a precio de Sangre y a
través de ella, nos libró de la maldición de la ley y se hizo maldición en
lugar nuestro. Las Escrituras dice: “Maldito es todo aquel que es colgado en un
madero”, lo que significa que en su cuerpo y por su sangre la bendición
de Abrahán alcanzó a todas las naciones y mediante la fe recibiésemos el
Espíritu prometido (Gálatas 3: 13, 14) como también a través de la obediencia y
la fe que sin ellas es imposible agradar a Dios.
Cuando una persona acepta a Jesús como su único
salvador, de inmediato adquiere todos los derechos comprados a través de la
muerte de Cristo, es allí donde se cumple que Jesús nos redimió, nos libertó y nos compró por un precio muy
alto, el más alto de todos, a precio de Sangre pura, santa
e inocente, y automáticamente
se hizo maldición por nosotros. Ahora eres libre de toda cadena, y tú al
instante necesitas cambiar tus pensamientos acerca de ti mismo. Para lograr
esta bendición le es necesario al hombre renunciar a todo pensamiento negativo, de maldad de esclavitud
y de pecado, y sea renovado
por la gracia de Jesucristo, para que empiece a caminar bajo la misericordia,
gracia
y amor
del Señor, o sea a una mejor vida, y lo más hermoso es que mi Señor no limita
esta bendición a ninguno que se acerca a él, no hace acepción de personas, no
hay cultura, condición, raza, ni color que
pueda detener la bendita Palabra de Dios en el ser humano.
Por tanto desde hoy comienza a creer y a decretar que
tu eres una persona bendecida,
con éxitos, victorias,
con salud, prospera, con paz familiar, y con
el gozo verdadero, la misma palabra te bendice y bendecirá tus
generaciones, además tenemos que tener claro que cuando Cristo entra a la vida
de una persona, el pasado ya no importa, desde el momento que Cristo hace parte
de tu vida tienes todo el derecho legal de ser bendecido en todas las áreas de
tu vida.
El poder de la redención de Cristo nos otorga regalos
como son:
1) Salvación
2) Le quitó todo poder a satanás sobre tu vida y
generaciones
3) Salud Divina
4) Liberación de la maldición de la pobreza
5) Redimió del dolor
6) Jesús llevo tu vergüenza
7) A través de sus clavos en la cruz, recuperó
la oportunidad de conquistar y
poseer.
La muerte de Jesús en la cruz, es el
regalo más grande que el mundo recibió, por tal motivo debemos valorar y
esforzarnos para ser merecedores de esa gracia y bendición. Otra cosa que
debemos tomar en cuenta para nuestra bendición es confesar los pecados, si
desnudamos y avergonzamos la carne exponiéndola, alcanzaremos su misericordia,
Proverbios 28: 13 dice: “El que encubre
sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa
y se aparta, alcanzará misericordia”
Dios no ignora esas debilidades, solo que él desea y espera que los confieses
para ir en tu ayuda, porque de inmediato la fuerza maligna que le hizo pecar
queda atada y sin poder.
Existen pecados y errores cometidos
en el pasado, como recuerdos que te enlazaron, por ello es necesario llevarlos
a la cruz para nunca más codiciarlos. El Salmo 19: 12 “¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos”
por lo general a todos nos enseñaron esconder los errores y pecados, pero
cuando conocemos el poder de la liberación aprendemos a confesar nuestro
errores sin que nos avergüencen y somos libres para siempre. Sólo
alimentándonos de la Palabra de Dios podemos vivir fuertes, seguros
y sin pecar.
Nuestra vida está predestinada para alabar,
bendecir
y honrar a Dios y jamás para el
pecado, satanás quiere que el hombre sea atado y cautivo para que crezca en
desordenes emocionales en la parte sexual. La mayoría de los niños que pierden
su amor por sí mismos es porque son abusados sexualmente, entre las edades de
uno a quince años. Cuando esto sucede ellos como consecuencia adquieren
conductas perversas en el área sexual, algunos terminan en el camino del
homosexualismo y del lesbianismo rechazando el sexo conforme al orden de Dios,
pierden el respeto a la dignidad de la vida y crecen solos, tristes
y sin amor.
Cuando el hombre es liberado de esos
desordenes, podrán disfrutar el sexo como una bendición de Dios dentro de orden
del matrimonio. Millones de enfermos sexuales hoy día viven en hogares como
personas normales, muchos de ellos son mayores de edad, tiene sus casas y
trabajos, aparentan normalidad, pero sus vidas son un completo infierno, porque
les hacen daño a las personas que quieren, pero sus ataduras son más fuertes
que su amor.
Por ello es necesario que declare
estas palabras en el nombre de Jesús para que conozca el amor de Dios en su plenitud y seas libre de toda
atadura, cadenas y maldiciones generacionales.
Renuncio a toda maldición de maltrato sexual desde los
primeros años de mi vida hasta hoy.
Renuncio a todo recuerdo
traumático, violaciones y experiencias enfermizas en el área sexual.
Renuncio a experiencia de
homosexualismo, de lesbianismo y a toda concupiscencia en el área sexual.
Renuncio a la pornografía, a
todo deseo sexual desordenado, al adulterio, a la fornicación, a la lascivia y
todo tipo deseo perverso.
Renuncio a ver el sexo con
miedo y a toda conducta de rechazo al modelo establecido por Dios en el
matrimonio.
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