El ver,
oír y entender, a Dios, para mejorar los caminos y obras en tu
vida, es un privilegio que pocas personas tienen, no porque Dios sea
excluyente, él no hace acepción de
personas, Dios se ha revelado y manifestado en muchas generaciones a
través de los tiempos para que lo conozcan y de esa manera vivir la vida que a
él le agrada, y así recibir sus bendiciones, porque algunos lo han rechazado y
otros se han acercado con un corazón sincero, y han sido transformados para
nunca más ser los mismos, ellos han tomado la decisión de oírlo y verlo
a través de su AMOR, GRACIA, MISERICORDIA y PERDÓN porque de esta manera tan
real se ha revelado al hombre para que lo puedan conocer, amar y buscar.
Infortunadamente
a las personas les es difícil acercarse a Dios para describir su grandeza que
está por encima y más allá de nuestra mente natural, porque no le conocen, ni aman,
ni le buscan. El hombre quiere entender las cosas de Dios con su mente humana, pero
fallan y se frustran, él es un Dios sobrenatural que habita en una dimensión
que está por encima de las leyes naturales, que se ubica fuera del tiempo, en
el ámbito invisible, eterno e inmutable con atributos
sobrenaturales y se manifiesta en forma visible en la dimensión natural como
dice Isaías 57: 15 “Porque así dijo el alto
y sublime, el que habita en la eternidad y cuyo nombre es el
Santo de Israel” su poder y autoridad son inconmensurable por ello el
salmista lo expresó “Los cielos cuentan
la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:
1). El Señor está cubierto de gloria y majestad y no está oculto para aquellos
que anhelan conocerlo, y se acercan con un corazón arrepentido en obediencia absoluta.
En
su palabra nos manifiesta que su brazo está extendido para aquellos que quieran
mejorar su estilo y calidad de vida, apoyarse
y depositar sus cargas sobre él.
Dios le ha revelado al hombre, que cuando busca primeramente el reino de Dios y
su justicia le serán otorgadas sus añadiduras y todo lo que su corazón pueda
desear será alcanzado si se mantiene unido a él y a sus propósitos. Cuando el
hombre desconoce esa grandeza y ese poder entonces le da la espalda a Dios y
hace amistad o alianza con ídolos, cerrando sus ojos para ver y sus
oídos para oír todo lo que Dios desea que conozcan sobre su infinita
misericordia. Aunque Dios les advierte las consecuencias de vivir separados de
él, sus advertencias han caído en saco roto y por consiguiente ellos obtendrán lo
que han sembrado, sin que esto tenga reversa.
Cada
uno de nosotros está en libertad de escoger y labrar su destino para ser
juzgado con base a lo que haya hecho sea el bien o el mal ; porque muchas veces eres consciente del mal pero
persistes continuar en él. Hoy pocos se detienen a examinar su vida y sendas,
si están o no de acuerdo a los preceptos Dios. Lamentablemente esto involucra a
muchos cristianos que conociéndolo a él caminan como si no lo conocieran, aun
no hay cambios radicales, claudican en
dos caminos, y su Palabra dice: ¡al
que sabe hacer lo bueno y no lo hace, juicios acarrea para sí!
Tristemente
debemos reconocer que sus dones más preciado como son: su amor y fidelidad
han sido abusados y traicionados por el hombre, por tanto la infidelidad para
con él han traspasado su amor,
bondad y misericordia,
el hombre debe mostrar gratitud y
humildad ante su presencia por todos los favores recibidos, reconociendo que ni
siquiera obtienen lo que merecen, que es
morir en su lugar, pero la indiferencia, arrogancia y presunción
los lleva a pensar que pueden hacer lo que desean, sin depender de él y sin
sufrir las consecuencias de ello, por eso han traído la ira de Dios sobre los
seres humanos como son: las catástrofes,
enfermedades, dolor, aflicción, violencia,
crisis en la economía, pecado y mortandad etc.
El
hombre se cree invencible por lo que posee, por tanto Dios les dice: ¡porque la grandeza y poder del hombre, no
consiste en los bienes que poseen! Dios
mira de lejos al altivo, más su comunión íntima es para aquellos que
conocen sus fragilidades y limitaciones y con corazón sencillo lo aman y lo buscan.
Cuando el hombre adquiere el poder y las riquezas muy difícilmente se detiene a
buscar a Dios, creen no necesitarlo, porque en lo que tienen ponen su confianza y terminan convirtiéndolo en
su dios, olvidándose que SOLO Dios Jehová hace juicio, misericordia
y justicia al hombre, y exalta
o humilla al que lo merece. Y por mucho que quieran vivir apartados de Dios, de
sus ojos jamás se esconderán, tarde o temprano enfrentarán el juicio y no habrá
lugar donde se puedan esconder. El salmista decía: “Él juzgará al mundo con
justicia, y a los pueblos con rectitud” (Salmo 9: 8). No olvidemos “Dios
es juez justo, y está airado contra el impío o malo todos los día”
(Salmo 7: 11).
El
amor excesivo al poder y a las riquezas de este mundo hacen desviar el camino
del hombre, el Señor ha hablado mucho sobre esto en su palabra, para no ser
engañados. Dios anhela bendecirte y que tengas lo suficiente para ti y para que
tú puedas bendecir, pero que el dinero no sea lo que haga inclinar tu corazón a
lo malo ni a la codicia. “No aprendáis el
camino de las naciones o detrás de los que ellos corren, porque las
costumbres de los pueblos son vanidad. Más Jehová es el Dios verdadero; es
el Dios vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra y las naciones
no pueden sufrir su indignación (Jeremías 10: 10). Hoy el hombre contiende
con Dios porque tiene sus principios tergiversados, haciendo lo que Dios
aborrece, y se aferran a lo que ven, lo material, por consiguiente sus pasos
van a caminos de error y perdición y luego hacen a Dios su verdugo.
El
mismo Jeremías alzó su queja a Dios, porque había confusión a causa de la
maldad del hombre y le dice: “Justo eres
tú, oh Jehová, para que yo dispute contigo; sin embargo, alegré mi causa ante
ti. ¿Por qué es prosperado el camino de los impíos y tiene bien todos los que se portan deslealmente?
(Jeremías 12: 1). Tristemente esa era la percepción de Jeremías con respecto a
que los impíos eran prosperados. Pero Dios
un día le declaro a David “No te
impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen
iniquidad. Porque como la hierba serán pronto cortados, Y como la hierba
verde se secarán” (Salmo 37 1, 2). Así como Jeremía alzó su queja a
Dios, igualmente el profeta Habacuc lo hizo, de hecho su libro comienza con una
queja, porque él veía injusticia, violencia y maldad
en su propio país, pero Dios permanecía silencioso e invisible y le pregunta: “¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no
oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me
haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia
están delante de mí, y pleito y contienda se levanta” Habacuc 1: 2, 3). Él
llevó estas peguntas a Dios en oración. Más Él (Dios) mi hermano podrá
permanecer en silencio por mucho tiempo, pero no para siempre. Aunque hayan sido plantados, echen raíces, crezcan, echen frutos, y declaren
su nombre, ellos tendrán un triste final, aunque lo invoquen sus
corazones, estarán dañados para
acercarse con integridad, fidelidad y bondad a Dios.
Esta
enseñanza nos permite ver, oír y entender a ese Dios amoroso y soberano. Ya no
te deleites más en vagar, dale reposo a tus pies para aportarte del mal. Tal
vez algún día quieras rectificar tus caminos y sea demasiado tarde y te
acontezca lo que un día Dios le dijo a Jeremías “No ruegues por este pueblo para
bien” (Jeremías 14: 11). Dios le dio a Jeremías instrucciones temibles
que no se repiten en ninguna otra parte de la Biblia “Tù, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos
clamor ni oración; porque yo no oiré en el día que en su aflicción
clamen a mí” (Jeremías 11: 14). La paciencia de Dios estaba agotada con ese
pueblo a pesar que lo amaba profundamente, pero la dureza de sus corazones lastimó y cansó a Dios que ni las oraciones ni el clamor serían
suficientes para detener su juicio. Muy seguramente también se agotará su paciencia con esta generación que
tanto le ha dado la espalda a él.
Hoy
es día de salvación mi amado hermano y amigo, te invito a tomar la decisión de
conocer a ese Dios maravilloso, que cambia y trasforma la vida del hombre
cuando éste le busca y se acerca con un corazón sincero reconociendo que tiene
necesidad de él. Dios a través de Jesús, su Hijo amado nos proveyó la salvación y la vida eterna, veamos lo que
Dios exige “Ahora, pues, Israel, ¿qué
pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes
en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma” (Deuteronomio 19: 12) porque
amar a Dios de esta manera como él exige te dará las fuerzas necesaria para
vivir rectamente delante de él aprobado todos los días de tu vida.
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