¿Qué es la santidad y
por qué es importante? Esta pregunta se las han hecho
muchos cristianos en el mundo y han sido tema de discusión y hasta el día de
hoy hay tantas versiones diferentes, ya que cada uno le da la interpretación
que más le gusta o la que mejor le conviene. Pero la verdad es una sola y se
encuentra en su palabra, la cual es la verdad absoluta, estés de acuerdo o
no. En 1 Pedro 1: 15 dice: “Sino, como aquel que os llamó es SANTO, sed también vosotros SANTOS en toda vuestra manera de vivir”.
Aquí la palabra es clara y contundente, una persona no podría ser santa en
unas cosas y en otras comportarte como un impío, este versículo nos evidencia y
nos ordena a ser santos en toda vuestra manera de vivir, esto incluye tu manera de hablar, de
actuar, de vestir, pensar
e inclusive de sentir. En esto
no tienes opción para Dios no hay términos medios eres o no eres, en esto tienes que ser radical.
Hebreos 12: 14 dice: “Buscad
la paz con todos y la santidad, sin la
cual nadie verá al Señor”. En este pasaje el Señor es bien específico. Cuando el hombre
no camina en santidad está corriendo el riesgo de perder la vida eterna y
la entrada a las bodas del Cordero, así
muchos no estén de acuerdo en este pasaje el mismo Dios lo confirma, ¡NADIE
VERÁ AL SEÑOR! la única manera en
la que podemos entrar es sin manchas y sin arrugas.
La enseñanza cristiana con respecto a la santidad ha sido
olvidada y tergiversada en gran parte, y esto
lamentablemente no ha sido sano para la vida espiritual del creyente, ya
que ella es un requisito indispensable para un hijo de Dios que quiera servirle
y glorificarle y su vida sea victoriosa. Anteriormente los cristianos predicaban y ponían gran énfasis en la realidad del llamado de Dios a la
santidad y hablaban con profundo conocimiento acerca de cómo debían
caminar para agradar a Dios y ser usados con poder. Por esta razón en esos
tiempos se podían ver milagros asombrosos y se movía el poder de Dios de una
manera extraordinaria, que hoy tristemente se ha perdido esa unción y ese poder
porque muy poco el pueblo de Dios escucha sobre la santidad y el apartarse para
Dios.
Hoy en algunas
iglesias se escuchan predicas o enseñanzas, sobre ese Dios que prospera y
multiplica, pero no se exhorta sobre el camino de la santidad. De igual manera
usted lee muchos libros sobre como prosperar y hacerse rico,
pero notamos que tan lejos están de hablar de lo que realmente te dará esas
riquezas que llegan a través de la obediencia y santidad, quizás no estamos
tomado con responsabilidad este mandamiento de Dios, porque hoy se vive un
evangelio liviano y fácil, se vive de
cualquier manera, como ellos
piensan y creen que debe vivirse.
Si usted observa la conducta en los jóvenes cristianos de hoy
su comportamiento deja mucho que pensar; algunos se comprometen y viven una
vida ordenada, pero otros están en
fornicación como si esto fuera lo más normal, y los ves ministrando en el altar
de Dios sin pensar las consecuencias que esto acarrea para sus vidas y para la
iglesia, porque muchas veces impiden que la gloria de Dios sea derramada. Si
los escuchas hablar no ves diferencia entre
ellos y los jóvenes que no conocen de Cristo, tienen un vocabulario que
ni aun los tienen los impíos. En igual condición encontramos personas adultas
(“) que supuestamente conocen a Jesús y le están sirviendo y cuando observas su
comportamiento (actuar, reaccionar y hablar) jamás imaginarías que alguna vez el camino de la verdad
pasó por sus vidas. Hoy todo es permitido, consideran que es
suficiente al no matar, no robar
o no adulterar cuando en realidad están viviendo una vida
desagradable a Dios, y si no estás de acuerdo con sus pensamientos y actuar, y
los confrontas te tildan de fanático, esta última palabra no significa otra cosa que
ser seguidor de algo o de alguien,
y seguir a Cristo es lo más gratificante
para la vida de un ser humano. Cada persona debe examinar su vida para que esté
de acuerdo a los preceptos de Dios.
El cristiano debe guardar un equilibrio en todo, porque
muchos de ellos se confunden con la religiosidad, que es totalmente opuesto a
la santidad. La santidad tiene que estar dentro de usted y se tiene que notar por fuera, como dice su
palabra “Así como aquel que os llamó es SANTO”.
La palabra santo o santidad en hebreo o en griego, quiere
decir: ¡Separado, apartado para Dios y vivir para él! que implica una
responsabilidad grande, somos llamado a obedecer a Dios, es algo profundo donde
involucras no sólo tus pensamientos, sino tu cuerpo que es el Templo del
Espíritu Santo, y la prontitud con que
se está dispuesto hacer su voluntad y a vivir una vida al servicio de Dios las 24
horas del día como un hijo de él. Es aceptar
y obedecer sus mandamientos para ponerlos en práctica. Cuando estas
consciente de esa realidad entonces te sometes a su señorío para ser parecidos
en todo al Dios a quien sirves, estás convencido que ese es tu anhelo, que en
él está la vida eterna y que no hay otra forma de ganarla ¡Sólo en Santidad!
La santidad como antes dijera comienza dentro de la persona,
con un propósito que busca expresar una conducta que agrade a Dios, y que las
personas que te observen vean en ti alguien diferente, que vean a Jesús en ti ¡No solo es serlo, sino parecerlo!,
porque en muchos hoy la santidad no se les ve por ninguna parte en donde se les
mire, cuando los escuchas y observas su apariencia y conducta dejan mucho que
pensar, demuestran todo lo contrario de lo que Dios demanda de un hijo suyo,
sobre todo cuando están con amigos que
no son cristianos, son ellos los que se contaminan con el vocabulario de los
inconversos y ponen el evangelio en
vergüenza, no les modelan a sus amigos para que ellos conozcan como debe ser
una persona que tiene a Jesús en su corazón, llevando bien alto el nombre del Señor, para que muchos
crean y se conviertan.
Los objetivos,
la pasión, el deseo, el anhelo, la aspiración,
la meta y el impulso que motivan a una persona
a vivir una vida en santidad es agradar a Dios, y ser aprobados por él, tanto
por lo que hace, como por lo que
evita hacer. En otras palabras
uno practica el bien y desecha el mal. ¡La
santidad es siempre la respuesta agradecida del pecador por la gracia recibida!
Porque ni siquiera tenemos lo que nos merecemos, pero es por su gracia, amor, y misericordia.
Hoy tristemente lo que se predica y se enseña no parece ser la santidad, sino sobre
el éxito, las riquezas y la
abundancia, debo aclarar para que no sea tergiversado, lo
malo no está en que se predique sobre esto, porque Dios es un Dios de
Prosperidad, multiplicación y abundancia y ella son galardones de Dios que
vendrán como resultado de manejar tu vida con responsabilidad, equilibrio
y santidad,
porque Dios honra a los que le honran,
y es bueno enseñar sobre las añadiduras para que su pueblo no ignore los
derechos que de antemano Dios le otorgó a sus hijos , pero sin olvidar que el
vehículo o medio que te llevará a ellas es el abrazar sus mandamientos. La miseria, la ruina y la
pobreza es una maldición
satánica, porque es él (Satanás) que desea verte en esta condición, más en su
Palabra dice: “Jesús se empobreció para enriquecerte”. Pero también hay que
analizar la procedencia de esas riquezas pueden venir de una manera ilícita y desagrade
de Dios. Te podrán predicar todo lo que
quieras de la abundancia, multiplicación y prosperidad
pero si tu vida no está de acuerdo a sus preceptos y no vives una vida en
santidad, esas mismas riquezas se convertirán en un futuro en tu maldición,
y te diré porque: Satanás nada te da sin que tengas que pagar un precio muy
alto, ellas te llevarán a caminos de perdición para ti y tu familia (Esposa e
hijos), porque en ellas pondrán su mirada, apartándote de aquel que tiene el
poder de hacer las riquezas que serán realmente para tu bendición.
Si no estás preparado para recibir estas bendiciones no las
usarás con propósitos divinos y te harán extraviar. Por este motivo
las iglesias deben guardar un equilibrio con respecto a este tema, una predica
debe corregir,
exhortar,
levantar
y consolar
para que la iglesia sea edificada, si tratamos con ligereza o ignoramos la
importancia de la santidad estaríamos completamente desfasados y no habría un
pueblo ni equilibrado ni estructurado, ni sano integralmente. En realidad la santidad es el objetivo de
nuestra redención.
La santidad, la
justicia, la integridad
es la coraza de la armadura de Dios que toda persona o cristiano debe usar a
fin de contrarrestar los ataques del
maligno como lo expresa Efesios 6: 13 y 17 que dice: “Por tanto, tomando toda armadura de Dios, para que podáis resistir en
el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes, y tomad el yelmo de la
salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. Amado
hermano y amigo aferrándose esta espada
que es su Palabra jamás permitirá que te
extravíes, ella te guiará a toda verdad y te mostrará el camino de la santidad,
enseñándote de qué manera podrás obtener todas esas riquezas y bendiciones que
no añadirá tristeza en tu vida.
Vivir una vida en santidad hace que nos destaquemos y seamos reconocidos en el mundo natural y espiritual, cuando tu testimonio es bueno delante de Dios y
de los hombres, de eso dependerá que tanto poder, unción y bendición
haya en ti, o por el contrario la conducta mundana o un mal testimonio te
alejan de Dios, de sus bendiciones y pierdes
credibilidad de las personas que te observan. En Santiago 4: 4 dice: “¡Oh
almas adulteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios? Cualquiera pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios” Quiero decirle usted vive en el mundo, pero no pertenece a
él, su ciudadanía está en los cielos, por esto es necesario someterse a su
gobierno alejándose de todo lo malo que el mundo ofrece, porque automáticamente
te constituyes enemigo de Dios, el Señor lo expresó claramente los adúlteros no entrarán al
reino de los cielos, y cuando usted se aleja de esta verdad se convierte
automáticamente en un adultero espiritual. Si su conducta
no se alinea con la verdad de Dios jamás
tendrá autoridad para sacar un demonio y
mucho menos para batallar contra satanás, él conoce ,mejor que tu, quienes
están consagrados y viven de acuerdo a su palabra, satanás jamás se sujetará por
alguien que está por
debajo de su rango. Jesús
dijo: en Mateo 5: 14, 16 “Vosotros sois
la luz del mundo, así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras buena acciones y glorifique a vuestro padre que está en los cielos” o
sea tu eres LUZ en medio de las tinieblas en que ellos se encuentran, y
esto solo se logra cuando tus buenas acciones glorifican al Padre Celestial, y
es cuando ellos querrán entrar para que sus vidas sean transformadas.
Por último la santidad es la clave para la felicidad, hoy que
se predica tanto de la felicidad, nunca será alcanzada si no obedeces a Dios y
te sometes a su Palabra, porque el pecado es placentero pero te llevan más
tarde a la más profunda tristeza, te esclaviza y te lleva a la miseria integral
(Espiritual,
física y económica) y lo más grave tal vez nunca llegues a salir de
ella. En tanto quienes viven en santidad
no escaparán de la felicidad eterna y el gozo aún a pesar de las circunstancias,
porque la santidad conlleva en sí la
victoria, el éxito, la
prosperidad, la abundancia
sin perderla jamás. “Me deleitaré en los
mandamientos, los cuales amo porque son
el gozo de mi corazón” “Por heredad
he tomado tus testimonios para siempre
porque son el gozo de mi corazón”
Salmo 119: 47 y 111).
Por los siglos alcanzar la santidad ha sido una preocupación
de hombres y mujeres, que desean vivir de acuerdo con lo dispuesto por Dios. La
santidad como le expresé anteriormente no
solo es externa, sino también interna, forma parte de
la naturaleza de Dios, que en el ser humano
es un proceso donde vamos creciendo
en la parte personal y espiritual, por esto cuando
profesamos ser cristianos debe haber coherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos, estamos llamados a marcar una diferencia en medio
de la sociedad en la que vivimos.
Avanzar hacia la santidad es tener el dominio y el control a las
inclinaciones de la carne y actuar conforme a su voluntad como aseguraba al
Apóstol Pablo “No nos llamó Dios a inmundicia sino a santidad” (1
Tesalonicense 4: 7).
Piense por un instante que el llamamiento de Dios a la
santidad es para todos los que hemos de servir a Cristo “por tanto amados míos, por cuanto tenemos tales promesas, limpiémonos
de toda inmundicia de la carne y de espíritu perfeccionando la santidad en
el temor de Dios” (2 Corintios 7: 1).
Limpiarse es una decisión personal, nadie lo obligará, solo
usted la debe tomar, nadie puede hacerlo por usted, la santidad y salvación son intransferibles, la santidad no puede ser vendida o
comprada, es algo que encontramos en Dios que se aviva y se afianza en nosotros
por la obra del Espíritu Santo. Cuando
comienza a operar en nosotros se produce
un impacto transformador que nos afecta positivamente y también a la sociedad
en la que vivimos.
La santidad no puede ser confundida con la religiosidad, ese
es el gran error, hay un sin número de personas que íntimamente buscan ser
santos, pero dado que dependen de sus fuerzas y no de Dios, fracasan y se
frustran. Creen que la santidad está en ponerse
ropas largas, quitar el maquillaje de sus rostros,
no usar joyas, pero lo más
triste es que lo anhelan en sus corazones, porque esto solo es un mandamiento
de hombres, y esto los conducen a raíces de amargura, odios, resentimientos y
señalan a quienes lo usan, estas personas muchas veces se dan por vencidos y se
sienten condenados por anhelar tenerlas y experimentan una sensación de
fracaso, porque sienten que se defraudan ellos mismos y además ofenden a Dios.
Cuando el Espíritu Santo está en ti, no te dejará vestir
indecorosamente para no ser de piedra de tropiezos a nuestros hermanos, además
eres el templo del Espíritu Santo, y él no habita en templos inmundos. Porque
hay mujeres que no se visten adecuadamente y mucho menos para ir a la iglesia, examine su vida si aun
en esto desagradas a Dios, porque de la
abundancia de tu corazón hablarás,
actuaras, pensarás y vestirás.
Nadie que realmente quiera ser cristiano genuino puede
considerarse exento a vivir en santidad, no tenemos excusas por muy atrayentes que
éstas sean, porque el Espíritu Santo de Dios te ayuda en tu debilidad cuando
realmente anhelas agradarlo a Él. Existe la posibilidad de decir no a la
tentación y al pecado, pero si tu decisión es desobedecer, entonces
te estás cerrando a los designios y propósitos que Dios tiene preparado para ti,
es decir, renunciando a la verdadera felicidad.
La santidad es un regalo para el ser humano, pero satanás se ha
introducido de una manera sutil en la vida de las personas, con el peligro de
la seducción del mundo, porque se los muestra apetecible, codiciable y
luego los lleva a la condenación eterna. (No lo olvide).
El salmo 18: 30 dice: “En
cuanto a Dios, perfecto es su camino”, por esto es necesario que el
hombre que camine con él, deberá imitarlo es este camino perfecto todos los
días de su vida.
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